La violencia machista no sólo tiene consecuencias físicas y psicológicas para las mujeres que la sufren, sino también sobre su vida laboral —tanto si trabajan como si están en paro—. Su recuperación pasa por restaurar el derecho al trabajo, en el momento adecuado y con una intervención sociolaboral integral: un trabajo que les proporcione autonomía económica, ayude a su integración social y las aleje de estas situaciones de violencia machista.